Una maldición interminable. Brasil tiene todos los títulos que puede presumir una selección: Mundial, campeonatos juveniles, Copa América, Confederaciones, sin embargo, no ha podido conseguir el oro olímpico desde 1908, año que las selecciones disputan la gloria. Hoy Brasil sumó un nuevo dolor que se ha convertido en el maleficio más sorprendente en la historia del fútbol.
La ‘canarinha’ jugó tres finales y no pudo ganar ninguna. Lo sorpresivo de esto, es que cayó ante rivales de menor categoría o que no tenían la calidad de jugadores al mismo nivel. Y esto es lo hermoso de fútbol. Igualdad de condiciones donde en noventa minutos ambos equipos ponen todo.
El primer escenario donde Brasil se quedó por poquito fue en Los Ángeles 84, donde su verdugo fue Francia. En el siguiente torneo de Seúl 88, la Unión Soviética se encargó de dejar fríos a Romario y compañía. Y hoy, un muchacho llamado Oribe Peralta, de México, hizo que Neymar lloré sin consuelo. La tercera no fue la vencida.
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